sábado, 7 de noviembre de 2009
martes, 3 de noviembre de 2009
Un Tsunami llamado Goldstone
Traducido del inglés por Carlos Sanchis y revisado por Caty R
02/11/2009
Según un proverbio chino, si alguien en la calle te dice que estás borracho, puedes reírte. Si una segunda persona te dice que
estás borracho, comienza a pensar en ello. Si un tercero te dice lo mismo, ve a casa y duerme la mona.
Nuestro liderazgo político y militar ya ha encontrado a la tercera, cuarta y quinta personas. Todas dicen que deben investigar qué sucedió en la operación “Plomo Fundido”.
Tienen tres opciones:
- Llevar a cabo una auténtica investigación.
- Ignorar la exigencia y proceder como si nada hubiera sucedido.
- Realizar un simulacro de investigación.
Es fácil descartar la primera opción: no tiene la más mínima oportunidad de que se adopte. A excepción de los sospechosos habituales (incluyéndome a mí) que exigieron una investigación mucho antes de que alguien en Israel hubiera oído algo sobre un juez llamado Goldstone, nadie la apoya.
Entre todos los miembros de nuestra clase dirigente política, militar y de los medios de comunicación que ahora sugieren una “investigación”, no hay ni uno, literalmente ni uno, que piense en una verdadera investigación. La finalidad es engañar a los gentiles y conseguir que se callen.
Realmente, la ley israelí determina claras directrices para tales investigaciones. El gobierno decide establecer una comisión de investigación. Entonces el presidente del Tribunal Supremo nombra los miembros de la comisión. La comisión puede obligar a testificar a los testigos. Cualquiera que pueda ser perjudicado por sus conclusiones debe ser advertido y hay que darle la oportunidad de defenderse. Sus conclusiones son vinculantes.
Esta ley tiene una historia interesante. En algún momento, en los años cincuenta, David Ben-Gurion exigió el nombramiento de un “comité judicial de investigación” para determinar quién dio las órdenes del “infortunio de seguridad” de 1954, conocido también como el Asunto Lavon. (Una operación de “falsa bandera” en la que una red de espionaje compuesta por judíos locales fue activada para bombardear las oficinas británicas y estadounidenses en Egipto, con el fin de originar fricción entre las potencias occidentales y Egipto. Los autores fueron capturados).
La demanda de Ben-Gurion se rechazó bajo el pretexto de que no había ley para tal procedimiento. Furioso, Ben-Gurion dimitió del gobierno y dejó su partido. En una de las tormentosas sesiones del partido, el ministro de Justicia, Yaakov Shimshon Shapira, llamó a Ben-Gurion “fascista”. Pero Shapira, un viejo judío ruso, lamentó después su exabrupto. Redactó una ley especial para el nombramiento de comisiones de investigación en el futuro. Después de largas deliberaciones en la Knesset (en las que tomé parte activa) la ley se adoptó y se ha aplicado desde entonces, notablemente en el caso de la matanza de Sabra y Chatila.
Ahora apoyo incondicionalmente el establecimiento de una comisión de investigación según esta ley.
La segunda opción es la que han propuesto el Jefe de Estado Mayor y el ministro de Defensa. En Estados Unidos se llama “táctica del cerrojo”. Lo que significa: al infierno con ello.
Los comandantes de ejército objetan cualquier investigación y cualquier examen absolutamente. Probablemente ellos saben por qué. Después de todo, conocen los hechos. Saben que una sombra oscura se proyecta sobre la propia decisión de declarar la guerra, sobre la planificación de la operación, sobre las instrucciones dadas a las tropas y sobre muchas docenas de actos grandes y pequeños cometidos durante la operación.
En su opinión, aun cuando su rechazo tiene repercusiones internacionales graves, las consecuencias de cualquier investigación, incluso una falsa, serían mucho peores.
Mientras el Jefe del Estado mayor se aferre a esta posición, no habrá ninguna investigación fuera del ejército, cualquiera que sea la actitud de los ministros. El jefe del ejército, quien asiste a cada reunión del gabinete, es la mayor figura en la sala. Cuando anuncia que la “posición del ejército” es así y así, ningún mero político presente osa objetar.
En la “única democracia de Oriente Próximo”, la ley (propuesta en aquel tiempo por Menajem Begin) estipula que el gobierno como tal es el Comandante en Jefe del ejército israelí. Esa es la teoría. En la práctica, ninguna decisión que esté en desacuerdo con la “posición del ejército” ha sido ni será adoptada nunca.
El ejército afirma que se investiga a sí mismo. Ehud Barak -de buena o mala gana- representa esta posición. El gabinete ha aplazado tratar el asunto, y así es cómo están las cosas hoy.
En esta ocasión, el foco de luz debería dirigirse a la persona menos visible de Israel: el Jefe del Estado Mayor, Teniente General Gabi Ashkenazi, el último hombre de teflón. Nada se le pega. En este debate, como en todos los demás, simplemente no está allí.
Todos saben que Ashkenazi es un hombre tímido y modesto. Apenas habla, escribe o especifica nunca. En televisión, se confunde con el fondo.
Así es como lo ve el público: un soldado honrado, sin trucos o ardides, que cumple su deber sosegadamente, recibe sus órdenes del gobierno y las cumple lealmente. En esto se diferencia de casi todos sus predecesores, que eran fanfarrones, propagandistas alocados y locuaces. Aunque la mayoría de ellos procedía de famosas unidades de élite o de la arrogante Fuerza Aérea, Ashkenazi es un hombre gris de infantería. El Duque de Wellington, viendo la enorme cantidad de trabajo de papeleo en su ejército, una vez exclamó: “¡Los soldados deberían pelear, no escribir!”. Habría estado con Ashkenazi
Pero la realidad no es siempre lo que parece. Ashkenazi juega un papel central en el proceso de toma de decisiones. Fue nombrado después de que su predecesor, Dan Halutz, dimitiera tras el fracaso de la II Guerra de Líbano. Bajo el liderazgo de Ashkenazi, se formularon y pusieron en acción nuevas doctrinas en la operación “Plomo Fundido”. Yo las definí (bajo mi propia responsabilidad) como “cero pérdidas” y “mejor matar unos cientos de civiles del enemigo que perder uno de nuestros soldados”. Desde la guerra de Gaza ni un solo soldado ha sido procesado, Ashkenazi debe cargar con la responsabilidad por todo lo que sucedió allí.
Si la Corte Penal Internacional de la Haya emitiera una acusación contra Ashkenazi, probablemente se le otorgaría el lugar de honor como “Demandado número 1″. No sorprende que objete cualquier investigación externa, como hace Ehud Barak, quien ocuparía probablemente el puesto número 2.
Los políticos que se oponen (siempre tan sosegadamente) a las posiciones del Jefe de Estado Mayor, creen que es imposible resistir completamente la presión internacional, y que algún tipo de un investigación tendrá que llevarse a cabo. Puesto que ni uno de ellos tiene la intención de apoyar una verdadera investigación, proponen que se siga un ensayado y confiado método israelí que ha funcionado maravillosamente cientos de veces en el pasado: el método del simulacro.
Un simulacro de investigación. Simula conclusiones. Simula adhesión a la ley internacional. Simula un control civil sobre lo militar.
Nada más simple que eso. Se establecerá un “comité de investigación” (pero no una Comisión de Investigación según la ley), presidido por un juez convenientemente patriótico y compuesto por ciudadanos honrados cuidadosamente elegidos y que cada uno sea “uno de los nuestros”. Los testimonios se oirán a puerta cerrada (por consideraciones de seguridad, por supuesto), los abogados del ejército probarán que todo fue perfectamente legal, el Blanqueador Nacional, profesor Asa Kasher, elogiará la ética del “ejército más moral del mundo”. Los generales hablarán de nuestro derecho inalienable de autodefensa. Al final, dos o tres funcionarios menores o soldados rasos pueden ser hallados culpables de “irregularidades”.
Los amigos de Israel por todas partes romperán en un coro extático: ¡Vaya Estado lícito! ¡Vaya una democracia! ¡Qué moralidad! Los gobiernos occidentales declararán que se ha hecho justicia y caso cerrado. Estados Unidos vetará el resto.
Así, ¿por qué no aceptan los jefes del ejército esta propuesta? Porque tienen miedo de que las cosas puedan no salir bien del todo. La comunidad internacional exigirá que por lo menos parte de las audiencias se lleven a cabo en un tribunal abierto. Habrá una exigencia de presencia de observadores internacionales. Y lo más importante: no habrá ninguna justificación para excluir los testimonios de los propios gazatíes. Las cosas se pondrán complicadas. El mundo no aceptará conclusiones fabricadas. Al final, estaremos exactamente en la misma situación. Mejor quedarse en el sitio y hacer frente al exterior a cualquier precio.
Entretanto, la presión internacional sobre Israel aumenta. Ahora incluso ha alcanzado proporciones inauditas. Rusia y China han votado a favor de la refrendación del informe Goldstone por la ONU. El Reino Unido y Francia “no tomaron parte en el voto”, pero exigieron que Israel llevara a cabo una verdadera investigación. Hemos reñido con Turquía, hasta ahora un aliado militar importante. Tenemos disputas con Suecia, Noruega y un buen número de otros países amigos. Al ministro de Exteriores francés se le impidió pasar a la Franja de Gaza y está furioso. La paz, ya fría, con Egipto y Jordania, ha llegado a ser varios grados más fría. Se boicotea a Israel en muchos foros. Veteranos oficiales del ejército temen viajar al extranjero por miedo a que los detengan.
Esto suscita, una vez más, la pregunta: ¿puede tener la presión exterior un impacto sobre Israel?
Seguramente puede. La pregunta es: ¿qué tipo de presión, qué tipo de impacto?
La presión tiene verdaderamente convencidos a varios ministros de que hay que establecer un comité de investigación para el informe Goldstone. Pero nadie en la clase dirigente israelí -¡nadie en absoluto!- ha planteado la verdadera pregunta: ¿Quizás Goldstone tiene razón? A excepción de los sospechosos habituales, nadie en los medios de comunicación, en la Knesset o en el gobierno ha preguntado: ¿Quizás se hayan cometido realmente crímenes de guerra? La presión exterior no ha forzado a que tales preguntas se planteen. Éstas deben venir de dentro, del público propio.
El tipo de presión también debe ser considerado. El informe Goldstone tiene un impacto en el mundo porque es preciso y objetivo: una operación específica de la que personas específicas son responsables, y suscita una demanda específica: una investigación. Ataca un claro y bien definido objetivo: los crímenes de guerra.
Si nosotros aplicamos esto a la discusión sobre boicotear a Israel: el informe Goldstone puede compararse al boicot dirigido a los asentamientos y sus colaboradores, no un boicot ilimitado al Estado de Israel. Un boicot objetivo puede tener un impacto positivo. Un boicot global e ilimitado, en mi opinión, lograría lo contrario. Empujaría al público israelí todavía más a los brazos de la extrema derecha.
La pugna sobre el informe Goldstone está ahora en su apogeo. En Jerusalén, la energía ascendente de las olas se puede sentir claramente. ¿Es el presagio de un tsunami?
lunes, 3 de agosto de 2009
Israel se plantea prohibir la financiación internacional a las ONG críticas con la campaña de Gaza
Jerusalén. (EUROPA PRESS).-
Altos cargos del Gobierno israelí están contemplando la posibilidad de prohibir que gobiernos extranjeros, entre ellos el español, financien ONGlocales especialmente críticas con Tel Aviv tras su campaña de bombardeos en la Franja de Gaza, una cuestión que ya han abordado con los representantes de Países Bajos, Reino Unido y, esta semana, con miembros del Ejecutivo del presidente José Luis Rodríguez Zapatero, según medios locales.
La "inquietud" del Gobierno israelí se construye en torno al caso de la ONG Rompiendo el Silencio (Shrovim Shtika), con sede en Hebrón (Cisjordania) que publicó el pasado 15 de julio un extenso informe en el que se recogían los testimonios de 30 soldados israelíes que revelaban, según el documento, brutales tácticas empleadas por el Ejército israelí durante la operación de bombardeos en la Franja de Gaza (Plomo Sólido) del mes de enero, entre las que se incluyen "el uso de gas de fósforo en zonas pobladas, el asesinato de inocentes con armas de pequeño calibre y la destrucción de propiedad privada", bajo "una atmósfera permisiva en la estructura de mando que permitía a los soldados actuar sin restricciones morales".
domingo, 22 de marzo de 2009
IDF Fashion
Soldados israelíes lucen camisetas que incitan a matar palestinos
J. MIGUEL MUÑOZ - Jerusalén - 22/03/2009
Mi mayor preocupación es la pérdida de humanidad en las guerras prolongadas
Se fabrican por encargo para unidades del Ejército israelí. Camisetas que no se ven por las calles, pero que los jóvenes soldados visten en los cuarteles. "Un tiro, dos muertos" es el lema bajo el dibujo de una musulmana embarazada. "Mejor use Durex", se lee sobre una mira telescópica por la que se ve una niña muerta con un peluche. En otra se imprime: "Confirmar la muerte". Es decir, se dispara a la cabeza de un herido a quemarropa.
Los portavoces castrenses reiteran que sus uniformados obedecen impecables reglas de conducta moral. Pero losexcesos abundan y los castigos brillan por su ausencia. Un soldado que vació un cargador sobre una niña herida en 2004 en Rafah se presentó voluntario para la reciente campaña de Gaza. "Mi mayor preocupación es la pérdida de humanidad en las guerras prolongadas", decía, años atrás, el hoy jefe del Estado Mayor del Ejército, Gaby Ashkenazi.
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sábado, 21 de febrero de 2009
Entrevista a Norman Finkelstein
Esta entrevista al autor de "La industria del Holocausto" se realizó en 2003 pero, por encima de los hechos concretos, lo esencial de la misma continúa siendo de actualidad por cuanto la situación de Israel no ha variado sustancialmente en todo este tiempo. A saber, Israel no tiene el menor interés en la creación de un Estado palestino, actitud que a medio plazo va a resultar suicida ya que esa sería la única posibilidad de supervivencia de Israel en su formulación actual.
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domingo, 8 de febrero de 2009
Shlomo Sand y jacques Attali discuten sobre la identidad judía.
Debate promovido por la revista L’EXPRESS.
El uno se sitúa en el campo de la fe, de la tradición, el otro cultiva la crítica y desmonta los dogmas sionistas. El francés Jacques Attali, autor del Dictionnaire amoureux du judaïsme (Plon), y el israelí Shlomo Sand que ha publicado Comment le peuple juif fut inventé (Fayard), debaten los fundamentos de la identidad judía y de la legitimidad del Estado hebreo.
Ben Gurion dijo: “Israel el la interpretación moderna del judaísmo” ¿Están de acuerdo ustedes dos con esa formulación?
Slomo Sand: El judaísmo no es un pueblo ni una nación; es el primer gran monoteísmo, base de todos los demás. Hemos conservado el universo simbólico, la sensibilidad y la cosmología del judaísmo, pero Israel es su negación de algún modo. Es un Estado laico que se aprovecha de la religión y la utiliza para justificarse.
Jacques Attali: Para mí el judaísmo se define por dos ideales, un Libro y una Tierra que, a veces, pueden revelarse como contradictorios. Se instauró primero por una historia teológica verdaderamente fundadora que nutrió una aventura humana extraordinariamente compleja y dinámica. Se caracteriza después por la idea de progreso; el judaísmo aportó al destino humano la la idea del tiempo no cíclico: no estamos ahí para asumir el mundo y reproducirlo tal cual, sino para transformarlo y re-crearlo. En cuanto a Israel, para mí es ciertamente una de las formas de realización del judaísmo –que por primera vez desde hace dos mil años, ha llegado a ser demográficamente mayoritario. Ahora bien, las condiciones de supervivencia de esta realidad exigen, espero que por poco tiempo, contradecir ciertos ideales del judaísmo, aunque no en lo esencial, a saber que el pueblo judío no podrá estar satisfecho si antes no lo están sus vecinos.
Shl. S.: En tanto que historiador, no creo que la Biblia pueda servir de fundamento a la existencia de Israel. Son los sionistas quienes han hecho de ella el fundamento de la creación de un Estado nacional. Además, en la tradición popular judía, la Biblia tiene menos importancia que sus comentarios, la Mishna y el Talmud.
J. A.: Eso que dice usted es históricamente inexacto. El pueblo judío se constituó ante todo alrededor de un libro, la Torah, el resto de las escrituras fue apareciendo en torno a ese pilar. Por consiguiente todo lo que ha contribuído a fundar la identidad judía depende de los comentarios, ya se trate de la Torah o de los Profetas. El pensamiento cabalístico del Zohar gira ampliamente alredeor de un profeta al menos que es Jeremías. El judaísmo se estructura competamente alrededor del Libro del que es portador y mensajero.
Shl. S.: No estoy de acuerdo, tampoco con su visión del judaísmo como factor de progreso. Creo que la dimensión del tiempo cíclico existe tanto en el judaísmo como en las otras religiones. El Mesías no tiene por qué venir en el futuro, puede venir en cualquier momento. No ncuentro en el judaísmo esa noción del tiempo que progresa.
J. A.: Falso. El concepto de Tikkun olam (recomponer el mundo) está en el centro del judaísmo. No estamos aquí para que el mundo se repita, sino para mejorarlo. Esta idea ya estaba presente en el discurso de Salomón cuando inauguró el Templo y en bastantes más textos. Ello implica la idea de progreso y de altruismo.
Shl. S.: Usted sostiene también que el pueblo judío ha estado exiliado desde su expulsión de Judea por los romanos el año 70 d. C., lo cual es históricamente discutible. En mi libro demuestro que la noción de exilio no es un invento judío. Fue San Justino mártir, quien el el siglo II de nuestra era quien desarrollo, por razones útiles al cristianismo, la idea de un pueblo judío castigado y exiliado. Hay investigaciones que prueban que la diáspora judía de la antigüedad se debió bastante más a un fenómeno de conversión al judaísmo de ciertas poblaciones de la cuenca mediterránea que a la dispersión del pueblo hebreo. Los judíos no fueron exiliados de la tierra de Canaán. No hay más razones para creer en “nuestros-antepasados-hebreos” que las que hay para creer en “nuestros-antepasados-galos”. En aquellos tiempos el judaísmo era proselitista, luego renunciaría a serlo. En el Imperio romano e incluso en el helenismo, los judíos mostraron cierto interés en convertir a su fe a todos los pueblos del Mediterráneo.
J. A.: Ese exilio fue el primero. ¡Ni siquiera fue esencial! ¿Qué hacemos con el primer exilio de los hebreos bajo Nabucodonosor?
Shl. S.: El pueblo judío en su conjunto no fue deportado a Babilonia. En el siglo VI a. C. Los babilonios deportaron a las élites políticas e intelectuales de Judea. Ese exilio es, según creo, la fuente del monoteísmo judío en la medida en que se produjo un encuentro entre los hebreos y las religiones babilónicas y persas. Esto es lo que contribuyó en gran medida a la redacción de la Biblia tal como la conocemos hoy en día. Pero, en lo que respecta al segundo exilio el año 70 d. C., sostengo que no se produjo según la versión mítica en la que se nos presenta habitualmente.
J. A.: Eso no tiene ninguna importancia. Ese exilio no es más que un episodio entre otros de la historia judía.Sh. S.: Todo lo contrario, porque está en la base de la pretensión de los judíos de exigir para ellos la tierra de Palestina como su cuna histórica.
J. A.: No, esa base está en Abraham, en David y en mil años de historia después.
Shl. S.: Nada de eso. En la declaración de independencia del Estado de Israel, está escrito que el pueblo judío fue expulsado por los romanos y que ha retornado a su tierra después de andar errando durante dos mil años. Es el fundamento mismo de la reinstalación de los judíos en Israel.
J. A.: No estoy del todo de acuerdo. El fundamento de Israel es Dios hablando a Abraham. No es casualidad que el nombre elegido para el nuevo Estado fuera Israel. Israel es el nombre que Dios dio a Jacob según el versículo del Génesis (32: 29). Antes del primer exilio ya hubo el Reino de David mil años antes de Cristo. Decir que el ideal judío comienza en el año 70 es un absurdo.
Shl. S.: La justificación de la colonización sionista sobre la tierra de Palestina emana de la ideología sionista, la cual se apoya en un mito histórico. Usted escribe en su libro que después del año 70 d. C. se exiliaron de Judea 2 millones de judíos. ¿De dónde sale esa cifra? De la historiografía oficial sionista. A partir de los trabajos de investigación efectuados por demógrafos israelíes, queda probado con claridad que en la tierra de Canaán de aquel tiempo sólo podían vivir entre 500.000 y un millón de personas, teniendo en cuenta los medios de producción agrícola y de susbsistencia. Así pues es impensable que hubieran dejado su tierra dos millones de judíos. No existe por el momento un solo libro serio de historia dedicado al exilio judío posterior al año 70. ¿No lo encuentra usted extraño?
J. A.: Usted le da demasiada importancia al exilio del año 70 y este no ocupa el lugar que usted le atribuye en la historia judía.Shl. S.: Del mismo modo, los arqueólogos y los historiadores israelíes actuales ponen en cuestión numerosas páginas de la historia sagrada de Israel. No hubo por ejemplo Éxodo ni esa salida de todo un pueblo de Egipto. En cuanto a la estrella de David, seña instantánea de nuestra identidad, su origen no es judío: es un símbolo indio que se integró muy tardíamente en la simbología judía. No me molesta la mitología; con una sola condición: que no se vuelva contra otros pueblos y, sobre todo, que no haga distinción entre judíos y no judíos en términos de derechos. Yo vivo en Israel, en principio laico. Ahora bien, en ese Estado, una persona judía no puede casarse con una persona no judía, tiene que irse al extranjero para hacerlo. Es insoportable en el siglo XXI y es la herencia de la religión de nuestros padres. Israel debería pertenecer a todos los israelíes; de hecho un moldavo recién llegado, se encuentra allí más en su casa que mi vecino de despacho de la universidad de Tel Aviv que es un árabe israelí.
J. A.: El judaísmo no se reduce a eso. Hay que comprender la inmensidad del judaísmo, en la cual el Estado de Israel no ocupa más que una pequeña dimensión. El judaísmo merece ser conocido más allá de la caricatura dibujada por sus detractores que ven en él un pensamiento sectario, que denuncian su vinculación al estado de Israel, que atizan la polémica con los cristianos… Intento mostrar la gigantesca extensión de la aporatación judía al pensamiento universal, a la invención del tiempo, al método científico, todo lo que prueba cuan generoso, vasto y sofisticado es ese pensamiento. Ha sido realmente conformador de la historia humana; no sólo por que aportó la idea del dios único, sino también la de poner por delante al prójimo y la idea de que la vida es más importante que todo, incluso que la fe.
L’Express: En cualquier caso, ¿no está eso lejos de la política practicada por Israel?
J. A.: El pueblo judío existe más o menos desde hace tres mil años. Tres milenios de los cuales no ha sido realmente un Estado más que durante unos ciento veinte años o, todo lo más, tres siglos si contamos por extensión el periodo de los Asmoneos. ¡Tres siglos en tres milenios! Así pues el judaísmo no se limita al Estado de Israel. Es fundamental que Israel haga todo lo posible para sobrevivir pero si, dentro de mil años, tuviera que desaparecer o si tuviera algún día que dejar de ser un Estado j udío, el judaísmo podría aún proseguir su gran aventura. Incluso si Israel experimentase un proceso de desjudaización y entrase a formar parte del proceso de oriente medio.
Shl. S.: Sobre este último punto, tengo que decir que nosotros los israelíes somos habitantes de Oriente Medio y como tales debemos considerarnos.
J. A.: El judaísmo comporta también la ambición de progreso universal, Vivir en Oriente Medio no significa volverse oscurantista como, a veces lo son sus vecinos ¡so pretexto de ser mejor aceptado por ellos! Israel es portador de la llama de la democracia y de la lbertad con toda su vocación de legar a ser un Estado como los demás y de fundirse en la región. La cuestión esencial está en saber si la carrera de velocidad entre la civilización y la barbarie será ganada por la civilización. Israel con un Estado Palestino que le es necesario, ¿será capaz de hacer valer los ideales en oriente medio y no contentarse con ser aceptado al precio de renunciar a los principios de progreso? Ahí es donde el judaísmo es fundamental para no perder el rumbo. Sin el judaísmo, Israel estaría condenado a la desaparición.
Shl, S.: Yo, como israelí, no estoy seguro de haber aportado democracia a la región. Lo mismo que los americanos en Irak. Por la opresión que estamos haciendo reinar desde hace cuarenta años sobre los territorios ocupados, por la ausencia de cualquier proyecto político válido dirigido a los palestinos, hemos debilitado el ideal democrático en el Próximo Oriente y desacreditado a las fuerzas laicas. No niego la afinidad ni la solidaridad entre los judíos del mundo, sobre todo después de la Shoah, pero deploro que a causa de ese vínculo, los judíos del mundo entero se arroguen un derecho sobre la tierra de Israel superior al de sus habitantes árabes. Un judío francés puede, en cualquier momento, irse de Francia y venir a instalarse en Israel disfrutando de una ciudadanía de pleno derecho; un árabe israelí que ha nacido y vive en esta tierra, no tiene las mismas posibilidades.
J. A.: Israel es un país al que se le pide una moral superior a lde del resto del mundo, cuando está rodeado de gente que quiere su destrucción. En muchos aspectos, la existencia del Estado Palestino es mucho más importante para la supervivencia de Israel que para la de los países árabes. La mejor prueba de ello es que estos últimos no han hecho nunca nada para crearlo, y eso que ha sido posible desde 1947.
8/02/09